20 mayo 2011

15M: un vehículo entre la gente y la política

Y la revolución sigue adelante, pero cada vez debería tener más claros sus objetivos. Muchos representantes de los movimientos del 15M ya están recopilando a raíz de asambleas abiertas aquellos aspectos en los que hay consenso, y éstos se van definiendo. La gente, movilizada por fin en las calles y plazas de este país, pretende posicionarse como vehículo de comunicación entre el verdadero objetivo del pueblo por una democracia real y sin trampas, y los políticos que han de asegurarse de que esto ocurra.

Y para esto las ideologías deberíamos dejárselas a los partidos, pero eso sí, a unos partidos que de verdad se atengan a unas reglas del juego limpias y sin laberintos legales. Si los movimientos del mayo español consiguen que se garantice:

1. Una ley electoral justa, proporcional a las diferentes formas de pensar del pueblo, donde todo voto valga lo mismo.

2. Una legislación para los partidos políticos donde éstos realmente reflejen los intereses de sus afiliados y simpatizantes y no los de un aparato mediatizado, y donde sea imposible ejercer la política en casos de corrupción. Acompañando esto de una verdadera separación de los poderes para garantizar la independencia judicial.

3. La puesta en marcha de medidas urgentes para detener las presiones de organismos no democráticos en la política española aprovechando la conyuntura de crisis, y para asegurar que se defienden los derechos constitucionales básicos atacados por las supuestas necesidades macroeconómicas. Y aquí los partidos tendrían que debatir sobre la dación en pago de los pisos hipotecados, las tasas a las grandes fortunas y a los mercados financieros o a las empresas con beneficios que aún así despiden a sus trabajadores, la reforma laboral para asegurar contratos dignos, la no privatización de recursos públicos básicos, o la protección urgente a las víctimas de la crisis.

Y tienen que debatir y actuar desde el 23M, ni un día más tarde porque esto es urgente para cada uno de estos puntos.

Si se garantizan estas tres líneas de acción, repito, se logrará garantizar la puesta en marcha de una democracia más real, con una representación que de verdad refleje la realidad social de este país en las instituciones, que elimine las trampas y los intereses personales o parciales dentro de los partidos, y que asegure que las decisiones tomadas por los gobiernos sean en favor de los ciudadanos y no de organizaciones no democráticas de carácter financiero.

Con estas cuestiones aseguradas mediante leyes para no tener que creernos simplemente la buena fé de los políticos, la democracia está garantizada y se podrá confiar en nuestra democracia parlamentaria. Y que nuestro país sea realmente como marcan las democracias, cosa del pueblo.

Y hago un último apunte a petición de un buen amigo. La internacionalización del movimiento del 15M está siendo una de las más emocionantes reacciones de estas últimas horas. El fenómeno se extiende y no sólo por parte de los españoles por el mundo, muchos obligados a salir por la falta de expectativas nacional. También son muchos los indignados extranjeros, fuera y dentro de España, quienes hacen suyo el sentimiento de este mayo español. Otra meta a alcanzar por los indignados y por los gobiernos conformados bajo una democracia real sería hacer llegar esta idea a todo el mundo. La globalización, lejos de los cantos de sirena de los liberales, es un grave problema para hacer posible una democracia en España que supere las presiones de un mercado financiero que ha logrado existir al margen de las decisiones soberanas de los países. El cambio tiene que ser internacional para que de verdad pueda sostenerse y sobrevivir. El primer paso, eso sí, está en nuestras plazas.

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