26 mayo 2011

15M: Dos funciones y un objetivo: la democracia.

El debate a estas alturas, doce días después de las primeras manifestaciones del 15M, parece centrarse en el futuro, en lo que va a hacer la gente movilizada con toda la energía acumulada hasta hoy. Existe un debate contínuo, tanto en asambleas como fuera de ellas, sobre lo que debe hacerse, si defender unos mínimos ante el riesgo de presentar un programa electoral completo, o no conformarse con ello y tocar con profundidad las políticas a realizar generando un debate amplio sobre cada línea política en la que nos sentimos indignados. Sea como fuere no me parecen ideas incompatibles.

De hecho a día de hoy el mayo español ya ha conseguido algo claro y evidente: actuar. Parecía lo más difícil y lo era. La realidad social en estas últimas décadas se había degenerado tanto que 20 años de decretazos, recortes, subidas de precios, hipotecas abusivas, sueldos ridículos, contratos basura, desmantelación del estado o privatizaciones de empresas básicas... sólo habían generado pesismismo y más corrupción para intentar aquello del sálvese quien pueda. Ante eso cualquiera cae en el pensamiento de que no se puede hacer nada, y en esas andábamos muchos hace doce días. Hoy ya no. 

El mensaje está claro, no estamos dormidos, y esa revolución de las conciencias, ya es mucho más de lo que cabría esperar en décadas. Y repito, han pasado doce días.

Pero volvamos a las funciones asumidas por este movimiento. La crítica se centra en que los sistemas asamblearios se pierden en debates parciales, logran sacar adelante ideas políticas concretas que en ocasiones responden por su concrección a una determinada ideología. Esta tendencia provoca el lógico desánimo de aquellos que van observando cómo están menos representados ante ideas concretas, que ante ideas generales compartidas por cualquiera que crea en una democracia real. 

Ante todo esto pretendo, como decía antes, ser conciliador observando que no son ideas incompatibles, pero sí que deberían ocupar su espacio diferenciado. Desde mi humilde punto de vista, el movimiento 15M tiene dos funciones claras en las que ya se ha avanzado y en las que se debería seguir avanzando sin mezclar. 

1. Función movilizadora. No hay mayor revolución que la de las conciencias. Debatir en las plazas de los pueblos sobre política es lo más sano y democrático que nos ha regalado esta movilización. Hablar, debatir, comparar ideologías, informarse, estar al tanto de nuestra realidad política, provoca que la gente despierte un espíritu crítico que ya ataca a la base del sistema degenerado en el que estamos hoy. 

Esta función conecta el movimiento 15M con la gente, sirviendo entonces como vehículo para que fluyan los pensamientos sean cuales sean.

2. Función de presión. Es la exigencia que hay que trasladar a las instituciones y a los partidos políticos para que tomen las decisiones adecuadas para representar realmente y de forma limpia, al pueblo soberano. El movimiento 15M, como parte de la sociedad civil, debe asumir su función de elemento activo para la política, pero sin tomar decisiones que competen a las instituciones creadas para ello. Debe exigirles democracia, no concretar cómo hacerlo. Una vez que estas instituciones respondan a esta exigencia, la sociedd civil deberá decidir si es suficiente o no y actuar en consecuencia. 

Esta función conecta el movimiento 15M con las instituciones, completando su acción como vehículo entre las dos áreas. 

Como cabe deducir, ambas funciones se retroalimentan y se necesitan, pero no deben mezclarse. La mezcla puede provocar:

- que la presión se convierta en un movimiento anticuado basado en ideologías, y como ya quedó claro en otro artículo, esta revolución no tiene precedentes en muchas de sus características. Está muy por encima de ideologías, símbolos o banderas concretas, que después cada uno puede seguir defendiendo democráticamente. 

- que la gente se desanime al ver cómo las asambleas se convierten en algo vinculante para la acción. Toda idea es válida, y el debate debería incluirlas todas, no desecharlas mediante votación.

- que el movimiento 15M se convierta en lo que no es, o incluso en lo que critica, una especie de partido político o sindicato que solamente represente a una parte de la sociedad.

Repito, debatamos ideologías sin tomar decisiones, escuchando a todos. Después, actúemos por aquello que de verdad incluye a todos y cada uno de los españoles, una democracia real, limpia, actual y con garantías.

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