16 junio 2011

Métodos arcaicos para tratar de apagar un cambio inevitable.

A pocas horas de la segunda gran manifestación del llamado movimiento del 15 de mayo, de nuestra primavera española, nos encontramos en un momento clave para todo proceso de cambio que se precie: se va poniendo en marcha la maquinaria de aquellos que quieren dejar el patio como está. El propio beneficio bloquea todo interés por favorecer la evolución de las sociedades, el fin de la historia lo llamaron algunos. Y por eso el entramado conservador, el stablishment monopolístico de la democracia de saldo pone a sus cerebros a trabajar, aunque algunos parece que tiren de manuales algo trasnochados. 

El llamado 15M parece sustentarse en algo tan potente como es la indignación real y con motivos suficientes para no caer en las trampas de toda la vida, los indignados también se saben los manuales de manipulación de masas, algunos han estado hartos de vivir en sus carnes durante décadas los mismos engaños, asumiendo con impotencia que siempre gana el que tiene armas, dinero y, sobre todo, los medios de comunicación. Pero hoy en un mundo 2.0 las cosas están cambiando.

Todos sabemos, si nos hemos interesado alguna vez por ello, que la policía utiliza métodos de manual para reventar manifestaciones generando altercados en el momento elegido para intervenir y después ir con el cuento a los periódicos. Lo hemos vivido muchas veces, y todos lo sabíamos, pero el titular del día siguiente era más eficaz que cualquier convencimiento. Hoy ha quedado todo grabado sin depender de terceros.

Todos sabemos que en ocasiones los políticos utilizan cortinas de humo para desacreditar a los que se oponen a ellos y ya de paso evitar que se hable de lo verdaderamente importante. Lo hemos vivido muchas veces, pero, se preguntaban pocos días después los ciudadanos de bien tras escuchar las noticias, ¿cómo va a suceder algo así en democracia? No es posible. Hoy medio país se quita los grilletes del pensamiento y habla de ello sin miedo y sin desidia en cientos de foros de internet.

Fuera de manipulaciones, policías que promueven la violencia para desacreditar un movimiento pacífico, manifestantes con pocas luces y deplorables maneras de dar rienda suelta a su ira, medios de comunicación que exigen pruebas fidedignas para criticar a políticos o policías pero que no necesitan nada para generalizar la violencia a miles de indignados, más allá de la visión cerrada de defensores de la poltrona que siguen intentando ver y decidir por el mundo tal y como ocurría hace décadas; los políticos siguen asumiendo que pueden olvidar a los votantes a un lado después de recibir su apoyo, para iniciar medidas que no aparecían en sus mítines o en sus programas electorales, y además cargarles a ellos con la responsabilidad de apaciguar los ánimos. Más motivos para tomar las calles pacífica y democráticamente el próximo domingo.