27 mayo 2011

El éxito de la resistencia pasiva

Hoy viernes he amanecido con las noticias que llegaban de Barcelona y Lleida. Con la supuesta excusa de limpiar las plazas donde se asienta el movimiento 15M, los servicios públicos han entrado en las acampadas sin evitar el uso de la fuerza para secuestrar y maltratar los materiales de los que disponen los concentrados. En las imágenes de televisión, que no mienten como algunos representantes políticos, hemos visto cargas policiales sobre gente sentada con las manos arriba, lanzamiento de pelotas de goma, policías con sus números identificativos cubiertos por las protecciones, personal de limpieza lanzando ordenadores a los camiones como si fuesen cartones, heridos, gritos y mucho miedo. La respuesta ha sido clara, salvo algunos lanzamientos de peligrosísimas armas de destrucción masiva como botellas de agua (cosa que sobraba sin duda), hemos visto gente practicando la resistencia pasiva y miles de ciudadanos críticos y libres acudiendo a apoyar una lucha limpia y justa que viene sucediendo en España desde el 15M. Esta reacción y esta actitud suponen una rotunda victoria para un movimiento que pretende enseñar a sus gobernantes a practicar la verdadera democracia.

Es curioso como coinciden estos actos, y otras preocupantes declaraciones de políticos y empresarios sobre las acampadas, con el fin de la campaña electoral. Los que se preguntaban capciosamente el porqué de elegir la campaña para actuar, ahora deberían verlo claro, es el único momento en que los políticos quizá actúen con mas cercanía a la actitud democrática, ya que se juegan los puestos en las urnas. Está aún más clara la necesidad que existe de dotar a nuestro país de un sistema en el que la democracia sea diaria.

Las caretas caen y se empieza a ver cómo en Madrid los políticos presionan para defender la supuesta libertad de comercio en la zona de Sol antes de hacerlo para defender la libertad de expresión. 

El día de hoy ha supuesto otro cimiento claro de este cambio que surge en las plazas de este país, y que los políticos siguen empeñados en ignorar o acallar. 

Queda clara la importancia del pacifismo, de la resistencia pasiva, en esta acción ciudadana que tras el día de hoy seguirá creciendo gracias a este hecho. Vivimos tiempos de paz y humanidad, vivimos tiempos en los que los poderosos tienen el monopolio de la violencia y ante eso no podemos competir. Nuestras armas son las del pensamiento y la acción pacífica, lo único que ha funcionado en 30 años de democracia de saldo. 

Insisto en repetir nuestras funciones como ciudadanos responsables iniciadores de un cambio real en la sociedad moderna. Necesitamos movilizar a la gente, en pensamiento y debate, y necesitamos presionar pacíficamente y con insistencia a los que tienen que decidir. Somos responsables de los que nos gobiernan y vamos a ejercer esta función con la voz y la palabra. Seguimos adelante.

Eduardo Moreno Navarro

Os dejo un enlace al programa que realizamos en El Abrazo del Oso sobre resistencia pasiva el pasado 9 de mayo de 2011:  http://www.ivoox.com/pacifismo-gandhi-otras-formas-de-audios-mp3_rf_645461_1.html

26 mayo 2011

15M: Dos funciones y un objetivo: la democracia.

El debate a estas alturas, doce días después de las primeras manifestaciones del 15M, parece centrarse en el futuro, en lo que va a hacer la gente movilizada con toda la energía acumulada hasta hoy. Existe un debate contínuo, tanto en asambleas como fuera de ellas, sobre lo que debe hacerse, si defender unos mínimos ante el riesgo de presentar un programa electoral completo, o no conformarse con ello y tocar con profundidad las políticas a realizar generando un debate amplio sobre cada línea política en la que nos sentimos indignados. Sea como fuere no me parecen ideas incompatibles.

De hecho a día de hoy el mayo español ya ha conseguido algo claro y evidente: actuar. Parecía lo más difícil y lo era. La realidad social en estas últimas décadas se había degenerado tanto que 20 años de decretazos, recortes, subidas de precios, hipotecas abusivas, sueldos ridículos, contratos basura, desmantelación del estado o privatizaciones de empresas básicas... sólo habían generado pesismismo y más corrupción para intentar aquello del sálvese quien pueda. Ante eso cualquiera cae en el pensamiento de que no se puede hacer nada, y en esas andábamos muchos hace doce días. Hoy ya no. 

El mensaje está claro, no estamos dormidos, y esa revolución de las conciencias, ya es mucho más de lo que cabría esperar en décadas. Y repito, han pasado doce días.

Pero volvamos a las funciones asumidas por este movimiento. La crítica se centra en que los sistemas asamblearios se pierden en debates parciales, logran sacar adelante ideas políticas concretas que en ocasiones responden por su concrección a una determinada ideología. Esta tendencia provoca el lógico desánimo de aquellos que van observando cómo están menos representados ante ideas concretas, que ante ideas generales compartidas por cualquiera que crea en una democracia real. 

Ante todo esto pretendo, como decía antes, ser conciliador observando que no son ideas incompatibles, pero sí que deberían ocupar su espacio diferenciado. Desde mi humilde punto de vista, el movimiento 15M tiene dos funciones claras en las que ya se ha avanzado y en las que se debería seguir avanzando sin mezclar. 

1. Función movilizadora. No hay mayor revolución que la de las conciencias. Debatir en las plazas de los pueblos sobre política es lo más sano y democrático que nos ha regalado esta movilización. Hablar, debatir, comparar ideologías, informarse, estar al tanto de nuestra realidad política, provoca que la gente despierte un espíritu crítico que ya ataca a la base del sistema degenerado en el que estamos hoy. 

Esta función conecta el movimiento 15M con la gente, sirviendo entonces como vehículo para que fluyan los pensamientos sean cuales sean.

2. Función de presión. Es la exigencia que hay que trasladar a las instituciones y a los partidos políticos para que tomen las decisiones adecuadas para representar realmente y de forma limpia, al pueblo soberano. El movimiento 15M, como parte de la sociedad civil, debe asumir su función de elemento activo para la política, pero sin tomar decisiones que competen a las instituciones creadas para ello. Debe exigirles democracia, no concretar cómo hacerlo. Una vez que estas instituciones respondan a esta exigencia, la sociedd civil deberá decidir si es suficiente o no y actuar en consecuencia. 

Esta función conecta el movimiento 15M con las instituciones, completando su acción como vehículo entre las dos áreas. 

Como cabe deducir, ambas funciones se retroalimentan y se necesitan, pero no deben mezclarse. La mezcla puede provocar:

- que la presión se convierta en un movimiento anticuado basado en ideologías, y como ya quedó claro en otro artículo, esta revolución no tiene precedentes en muchas de sus características. Está muy por encima de ideologías, símbolos o banderas concretas, que después cada uno puede seguir defendiendo democráticamente. 

- que la gente se desanime al ver cómo las asambleas se convierten en algo vinculante para la acción. Toda idea es válida, y el debate debería incluirlas todas, no desecharlas mediante votación.

- que el movimiento 15M se convierta en lo que no es, o incluso en lo que critica, una especie de partido político o sindicato que solamente represente a una parte de la sociedad.

Repito, debatamos ideologías sin tomar decisiones, escuchando a todos. Después, actúemos por aquello que de verdad incluye a todos y cada uno de los españoles, una democracia real, limpia, actual y con garantías.

21 mayo 2011

Toda una vida esperando esto

Decenas de miles de voces anónimas, individuales, humanas, se han unido estos días a un fenómeno que llenará nuestros libros de historia. Esa historia que parece que siempre hacen otros, se revela hoy nuestra, resulta que en los trazos que va escribiendo se encuentran esas voces que son las nuestras. Entre esas voces anoche escuché una que venía desde la hermosa Murcia y se resumía en una frase, toda una vida esperando esto.

Hoy, en plena era de la revolución de internet, esa revolución que por fin se hace cargo de su nombre, aquellos que ya pretendían dar por cerrada la historia después de haberse dado de cabezazos con ella durante décadas se llevan la grata sorpresa de que quizá su esencia sigue latente. A punto de tirar la toalla, nuestros padres y abuelos ven estos días que sus sueños de un mundo mejor no estaban realmente tan ahogados entre la molicie de una sociedad muerta y enterrada. 

Toda una vida esperando esto, todo un camino que se ha revelado tan imprevisible como imparable. Algunos pensaron que existía un camino de regreso, una vía de retroceso en la que han invertido las tres últimas décadas con denuedo para minar con pan y circo los logros de un mundo que se batió en sangre por la libertad. Algunos pensaban que realmente podía existir un fin de la historia. Tres décadas en las que los tahures de la democracia de saldo llegaron a pensar que ni siquera hacía falta seguir ocultando sus excesos y sus ambiciones. 

Es por tanto de justicia ofrecerles a nuestros padres, y con su ayuda, porque en su lucha nos basamos, toda esta demostración de vida. Todo este ejercicio de responsabilidad civil por un futuro más limpio que el que nos ofrecen los corruptos de conciencia que hoy nos gobiernan. Es por tanto de justicia desembarazarnos del pesimismo, llevarlo si acaso a nuestro lado o en un bolsillo para que simplemente no moleste, y atrevernos a seguir aferrando con fuerza la pluma de la historia que hoy por fin, y que sirva de precedente, no está en manos de la mentira. 

Toda una vida esperando esto, toda una vida esperando a que nuestras mentes, inicio de toda revolución, sean capaces de decidir si hundirse en el pesimismo y la desgana, o alzarse con energía por las cosas que de verdad importan, nuestro futuro, nuestra historia, nuestra existencia en justicia y libertad verdaderas. Toda una vida esperando a que vuelva a latir la esencia de un ser humano capaz de todo. 

Hoy la emoción, os lo aseguro, late en muchos de nuestros abuelos y padres. El orgullo por saber que su huella no se perdió como parecía, les hace renacer. Hoy sé que muchos de ellos han recuperado algo que tres décadas de conformismo parecían haber cercenado sin remedio. No es así. La historia continúa mañana. Se lo debemos.

Eduardo Moreno

20 mayo 2011

15M: un vehículo entre la gente y la política

Y la revolución sigue adelante, pero cada vez debería tener más claros sus objetivos. Muchos representantes de los movimientos del 15M ya están recopilando a raíz de asambleas abiertas aquellos aspectos en los que hay consenso, y éstos se van definiendo. La gente, movilizada por fin en las calles y plazas de este país, pretende posicionarse como vehículo de comunicación entre el verdadero objetivo del pueblo por una democracia real y sin trampas, y los políticos que han de asegurarse de que esto ocurra.

Y para esto las ideologías deberíamos dejárselas a los partidos, pero eso sí, a unos partidos que de verdad se atengan a unas reglas del juego limpias y sin laberintos legales. Si los movimientos del mayo español consiguen que se garantice:

1. Una ley electoral justa, proporcional a las diferentes formas de pensar del pueblo, donde todo voto valga lo mismo.

2. Una legislación para los partidos políticos donde éstos realmente reflejen los intereses de sus afiliados y simpatizantes y no los de un aparato mediatizado, y donde sea imposible ejercer la política en casos de corrupción. Acompañando esto de una verdadera separación de los poderes para garantizar la independencia judicial.

3. La puesta en marcha de medidas urgentes para detener las presiones de organismos no democráticos en la política española aprovechando la conyuntura de crisis, y para asegurar que se defienden los derechos constitucionales básicos atacados por las supuestas necesidades macroeconómicas. Y aquí los partidos tendrían que debatir sobre la dación en pago de los pisos hipotecados, las tasas a las grandes fortunas y a los mercados financieros o a las empresas con beneficios que aún así despiden a sus trabajadores, la reforma laboral para asegurar contratos dignos, la no privatización de recursos públicos básicos, o la protección urgente a las víctimas de la crisis.

Y tienen que debatir y actuar desde el 23M, ni un día más tarde porque esto es urgente para cada uno de estos puntos.

Si se garantizan estas tres líneas de acción, repito, se logrará garantizar la puesta en marcha de una democracia más real, con una representación que de verdad refleje la realidad social de este país en las instituciones, que elimine las trampas y los intereses personales o parciales dentro de los partidos, y que asegure que las decisiones tomadas por los gobiernos sean en favor de los ciudadanos y no de organizaciones no democráticas de carácter financiero.

Con estas cuestiones aseguradas mediante leyes para no tener que creernos simplemente la buena fé de los políticos, la democracia está garantizada y se podrá confiar en nuestra democracia parlamentaria. Y que nuestro país sea realmente como marcan las democracias, cosa del pueblo.

Y hago un último apunte a petición de un buen amigo. La internacionalización del movimiento del 15M está siendo una de las más emocionantes reacciones de estas últimas horas. El fenómeno se extiende y no sólo por parte de los españoles por el mundo, muchos obligados a salir por la falta de expectativas nacional. También son muchos los indignados extranjeros, fuera y dentro de España, quienes hacen suyo el sentimiento de este mayo español. Otra meta a alcanzar por los indignados y por los gobiernos conformados bajo una democracia real sería hacer llegar esta idea a todo el mundo. La globalización, lejos de los cantos de sirena de los liberales, es un grave problema para hacer posible una democracia en España que supere las presiones de un mercado financiero que ha logrado existir al margen de las decisiones soberanas de los países. El cambio tiene que ser internacional para que de verdad pueda sostenerse y sobrevivir. El primer paso, eso sí, está en nuestras plazas.

19 mayo 2011

Un 19 de mayo

Un 19 de mayo. Pero no uno cualquiera. Hace ya 5 días desde que empezó a pasar algo. Escribo hoy desde ese sentimiento que tiene aparentemente gran vocación de futuro. Hoy el Aguafiestas son miles y están en la calle. Se llaman indignados, se llaman revolución. 

Llevo ya varios años portando el otro sentimiento. El de aquel que se pega conscientemente contra un muro invisible de desidia y molicie, el de aquel que trata de ver que no está sólo en medio de una excesiva comodidad, falsa y malsana, de mediocridad y cerebros apagados. Por eso hoy el sentimiento es extraño. Imagino que el de los enemigos del pensamiento crítico debe de ser también difícil de describir. 

Desde hace cinco días, en un mayo que no es otro cualquiera, los aguafiestas son miles y los acomodados no parecen cavar un hoyo para protegerse en la seguridad de los ojos cerrados. Desde hace cinco días la gente quiere crecer por sí sola, hacer uso de su responsabilidad cívica y decidir. Simplemente decidir, porque el mundo en el que vive no es nada sin él, y menos aún lo es en manos de la infamia política y empresarial en que vivimos. Y aunque la infamia se vista de democracia, al final hiede.

Y esto es emocionante. La historia se escribe con acción y critica, con pueblo y con insistencia. 

La política nos rodea, lo que está sucediendo no es la negación de la acción política, sino la afirmación de la verdadera reacción democrática a un sistema que no lo es, apenas el nombre le acompaña. La democracia española existe, sí, y por eso se levanta en forma de gente para que dejen de desmantelarla. Es la lucha por seguir siendo, no la irresponsabilidad para desmontarla. 

Los miles de indignados que salen a la calle un mayo como éste son la esencia de la democracia, decenas de formas diferentes de pensar, miles quizá, una por cada individuo que forma algo distinto a la masa. Por eso sus reivindicaciones pueden parecer confusas, difusas en un sistema que le pide significarse como lo harían en otro siglo. Pero hoy, en el futuro, en el mayo de 2011, la única significación es la de la democracia, la del poder real de aquellos que forman individualmente el pueblo. El pueblo y no el mercado, la verdadera razón del contrato social.

Y hoy también la batalla es interna, repeler a los que tratan de utilizar la energía espontánea de miles de personas en su favor. De introducir sus ideales parciales y antiguos, sus banderas, sus símbolos y sus heridas históricas. Las dos rancias Españas están ahí dentro, en nuestra memoria, pero lo que hoy ocurre, en un mayo como éste, está muy por encima. Está en el futuro. Una revolución de internet no puede ser mediatizada por ideales del siglo XX, por miedos y peleas arcaicas. Somos diferentes, somos seres individuales, somos seres de otro tiempo en el que anarquismo, liberalismo, izquierda, derecha o bandera, suenan a viejas pesadillas. A monstruos que se encuentran en el camino, pero nunca serán la solución.

No se quiere acabar con la política, se quiere acabar con la mentira y empezar de una vez con el futuro. Y esto nos une, sin excepción. En lo que nos une se basa el futuro de esta huella que estamos marcando a fuego en la historia, y nada más. 

Desde este punto exacto de mi existencia os escribo hoy, un 19 de mayo, extrañado por la luz que lo envuelve. Es distinto, ¿lo notáis? Es otra cosa. Es lo que decidamos entre todos por el bien de la democracia y de los individuos que la forman, y no por el de la macroeconomía, la seguridad nacional o la estrategia geopolítica. Es lo que necesite el ser humano y el planeta que le rodea, y no la Bolsa, el mercado o la deuda externa. Es lo que dice realmente la democracia y no los partidos que se apropian de ella con una ley electoral injusta, y no lo que la soberbia de unos políticos acomodados, acostumbrados a malear el pensamiento de sus votantes con miedo y poder, deseen hacer para perpetuar su existencia. 

En mayo de 2011, no un mayo cualquiera, empieza otro episodio de la historia, en el que por fin nos responsabilizamos de nuestro tiempo, entre todos. Unidos con fuerza en lo que nos une y nada más. Nos vemos en el camino. 

Eduardo Moreno Navarro

10 mayo 2011

Radio Asfalto (2ª Parte)

...Os presentaré, que ya va siendo hora. Os dejo asomaros a una imagen de aquellos momentos en nuestro pequeño local. Junto al ordenador, con su cigarro emitiendo ideas vaporosas y unas canas inimaginables para un tipo de nuestra edad, está Daniel. Bueno, Dani, que ya a estas alturas vamos teniendo confianza. Lo suyo son las exclusivas, y en esta época en la que eso de internet parece aún algo de la universidad y la ciencia ficción, no nos explicamos, igual que sus canas, cómo logra enterarse de ciertas historias. 

A su lado, con el otro ordenador del que disponemos, aunque destrozando un juego de ordenador, se encuentra Esteban, conocido eso sí por su apellido, Murillo. Lo suyo debe de ser don artístico, como el del pintor, porque desespera ver cómo pierde el tiempo, pero de su cabeza salen las mejores ideas y la ilusión contagiosa que encuentro al venir aquí. Además, cuando hay que ponerse en guardia, él se pone a la cabeza siempre, así que se lo perdonamos. Es un tipo realmente extraño, alto, desgarvado, en algunas partes gordo y en otras en los huesos. Es difícil explicar a veces de donde surge el carisma, pero él demuestra que no está basado en el canón de belleza occidental. 

Pinchando ahora mismo en la cabina está Maya. Ella es de las primeras amigas del otro lado del charco que irán desembarcando en el barrio en los próximos años. De momento es una más, aunque es curioso saber con el tiempo cómo muchos años después le sería más difícil convivir en el hogar que le acogió sin dudarlo en aquellos incipientes años 90. Lo suyo es también llenar de ilusión a los demás, pero con un punto casi insoportable de inconsciencia. Si no la retuviéramos, Radio Asfalto se metería en problemas legales cada semana. Solo un poco más de lo que ocurría entonces. De todos modos su aportación era bienvenida, un poco de tensión y mucha ilusión por un proyecto que de algún modo nos daba un sentido para vivir. 

Si os fijais, debajo de la mesa del estudio se mueve una cabeza. Está mordisqueando un cable para pelarlo y empalmarlo con otro. Los cascos, que nunca funcionan. Menos mal que está Rodri con nosotros. Otro tipo desgarvado, amante de aquello de mantenerse en la sombra, pero con unas manos privilegiadas para el cableado o la informática. Es el alma del motor casi físico de la emisora. Eso sí, cuidate de no discutir con él, porque el humor solo lo entiende en antena...

04 mayo 2011

Lugares (2ª parte)

...Aquellos lugares, decía, me inspiraban, conseguían sostener en el límite la actividad racional de mi mente controladora, anhelante de conocimiento, de sabiduría. En plena posesión de mi juventud recién estrenada pretendía desentrañar la verdad de cada ínfimo rescoldo de existencia que se presentara ante mí. Y allí, en aquel paréntesis de la ciudad o en el inicio de una verde barranquera cercana al pueblo de mi padre donde solía esconderme en los interminables veranos de la adolescencia, pretendía aprehenderlo todo a distancia, como si aquellos árboles fueran realmente antenas receptoras de energía omnisciente.

El tiempo, esa Casandra despiadada, acabó confirmando mis sospechas, allí no había nada de lo que busqué entonces. Más que nada porque aún no tenía ni la más remota idea de lo que tenía que buscar, y en mi ignorancia más profunda ocurría lo peor: yo pensaba que sí. Recuerdo aquel páramo soriano cerca de la provincia de Guadalajara. La tierra roja como la sangre, el aire implacable y seco a través del follaje. Los sonidos quedos de los movimientos prófugos de los animales, el arrullo del vacío de cualquier otro sonido humano… y la promesa de la ancestral sabiduría encerrada entre las madrigueras de conejos y las charcas de renacuajos. Y después, nada. Nada que llenara la rancia necesidad humana de poseer, aunque sea una respuesta, un porqué. Absolutamente nada que saciara aquella sed. Y aún así, como en el Parque del Oeste armado de un libro, también allí se quedaba en mí el poso de la satisfacción, la necesidad de volver. Aún hoy regreso aunque sea con la imaginación en lugar de la bicicleta, como si se tratara de un lugar icónico al que recurrir casi religiosamente. Y es que rodeado de aquellos árboles, de aquellos sonidos, mientras la mente mantenía aquellas batallas dialécticas perdidas, sin saberlo se alimentaba algo distinto. Algo que no se explica, que no se controla, que no tiene un porqué. Algo que seguía creciendo por algún recoveco de mi personalidad, mientras mi razón le daba la espalda preocupada por encontrar la clave de la trasmutación del caos en algo que pudiera meterse en una fórmula matemática...